martes, 18 de enero de 2011

La violencia, un problema social

Las autoridades policiacas reconocen que más de la mitad de los asesinatos cometidos en el País no tienen que ver con el narcotráfico, con guerras entre puntos de drogas o luchas entre delincuentes. Que en más de la mitad de los casos, tanto la víctima como el victimario son gente común y corriente. De esa forma están admitiendo que no estamos principalmente ante un problema policiaco, sino ante un problema de profundas raíces sociales.

Hay ejemplos elocuentes que confirman esa realidad. Uno de ellos es la tragedia ocurrida en el municipio de Florida, donde una persona prendió fuego a su familia matando a cinco de ellos; y, más recientemente, el médico a quien acusan de haber tomado la justicia en sus manos en relación al asesinato de su hijo.

La violencia se manifiesta de muchas formas. No sólo en la lista interminable de asesinatos. Hay violencia en la calle, en los centros de estudio y de trabajo, en los hogares, en la manera como nos comunicamos, lo mismo en persona, que en teléfono o por computadora. Hay violencia desde el Gobierno, en la Universidad, en cada sitio.

A la violencia suelen acompañarle la intolerancia, la insensibilidad, el desprecio. Estos comportamientos se van convirtiendo en modos de vida “normales”.

¿Quiénes son los violentos? Cualquiera de nosotros, quienes vivimos en este País tan golpeado por la violencia y la intolerancia. No es un asunto de buenos y malos. Es una enfermedad que nos golpea a todos y todas, a quienes se nos ha  contaminado casi desde que nacemos con las formas violentas de comportamiento social, como si tal cosa.

Son muchos más los actos de violencia de los que sólo se enteran los involucrados, que los actos de violencia que se convierten en delitos, porque se radica una querella o una acusación.

Porque en su origen se trata de un profundo problema social y no de un problema policiaco, no es al Superintendente José Figueroa Sancha ni a ninguno de sus coroneles, a quienes corresponde ser la fuente del análisis esta situación, mucho menos quienes propongan soluciones, que en su caso no pasarán de ser medidas policiacas inefectivas.

¿Qué tienen que decir el Departamento de la Familia, el Departamento de Educación, la Oficina de la Juventud, las Procuradorías de la Mujer y del Envejeciente, el Departamento de Trabajo, Recreación y Deportes, el Departamento de Salud, entre otras agencias del Gobierno?

Nuestra aspiración debe ser promover la cultura de paz, la cultura de tolerancia, la cultura del respeto al otro y la otra.  No una vez al año, sino a cada instante. Es cosa de empezar. Más nos vale empezar. Nos va la felicidad y la vida en esta situación insoportable. Mientras el Gobierno y la Policía reciclan fórmulas desacreditadas, la población está obligada a forjar esas formas superiores de hacer de Puerto Rico un lugar en el que se pueda vivir . VIVIR.

1 comentario:

  1. cuántos centros comunales están perdiéndose en cientos de urbanizaciones en este país. el gobierno debe rescatar esos centros, especialmente en urbanizaciones, barrios o caseríos con problemas sociales y colocar tres o cuatro trabajores sociales y sicólogos a que trabajen directamente con esa comunidad en específico...en vez de esperar que alguno de ellos pase, por su cuenta, a una de estas oficinas de servicio social que ni yo sé dónde están ubicadas.

    se reduce polcías, se aumenta estos profesionales de la salud mental y se los lleva a estas comunidades DIRECTAMENTE.

    yo empezaría con bayamón y ocuparía TODOS estos centros comunales para dar servicio directo y MAS personal.

    ResponderEliminar